Llamamos anquilosis a una anomalía que lleva a la adhesión de dos huesos, lo que ocasiona inmovilidad de la articulación.
Hablamos de anquilosis dental cuando los tejidos desaparecen y el diente termina por fusionarse de forma directa con nuestra mandíbula.
Esto puede darse tanto con las piezas definitivas como con las temporales, siendo más habitual en estos últimos casos.
Las principales causas que originan la anquilosis dental son:
Es importante saber que la anquilosis dental no presenta síntomas claros, y sólo suele descubrirse al acudir a las revisiones periódicas. Aun así, existen un par de indicadores que pueden hacernos sospechar de la existencia de esta problemática.
Una vez nuestro odontólogo detecta la posibilidad de estar ante una anquilosis dental, este realizará una serie de pruebas y radiografías, para poder efectuar un diagnóstico.
Tras esto, estaremos en posición de indicar en que nivel de anquilosis dental, de los 3 existentes, nos encontramos:
Cada caso deberá ser bien medido por nuestro odontólogo, siempre considerando las consecuencias clínicas que pueda acarrear el tratamiento.
En general, en los casos en los que no haya alteraciones a nivel oclusal y el diente tenga un desarrollo normal, lo habitual es aguardar a que el proceso de cambio de diente finalice por si mismo.
Pero si el anquilosamiento está interfiriendo en el proceso y puede ocasionar problemas oclusivos, el odontólogo efectuará un tratamiento de cirugía y ortodoncia, extrayendo el diente temporal y colocando un mantenedor de espacio para permitir que la pieza definitiva de lugar en la posición adecuada.