El hábito de morderse las uñas es una costumbre muy extendida tanto en jóvenes como en adultos. Situaciones estresantes, el aburrimiento o los nervios son algunas de las causas más habituales que derivan en este hábito.
A nivel social, es una costumbre que no está bien vista, y a nivel estético sucede exactamente lo mismo, unas uñas mordisqueadas y desgatadas suelen resultar desagradables.
Pero hoy nos centraremos en un aspecto mucho más importante, ya que el mordernos las uñas con asiduidad puede afectar de forma negativa a nuestra salud. Motivo más que suficiente para que nos esforcemos por eliminar esta costumbre.
El nombre técnico dado a esta acción es el de onicofagia. Suele aparecer durante la niñez y adolescencia, desapareciendo en un gran porcentaje llegada a la edad adulta.
La consecuencia principal de mordernos las uñas, es el desgaste de estas. Lógicamente acaban astilladas y con una forma poco natural. Adicionalmente pueden producirse heridas por las que entrarían bacterias y hongos, llegando a darse casos de infecciones en los dedos.
Pero el problema no se detiene ahí, ya que al comernos las uñas estamos causando deteriorando nuestra salud bucodental, dañándola en diferentes aspectos, algunos de los cuales enumeramos a continuación:
Como vemos, no son pocas las consecuencias que nos deben hacer replantear el abandono de esta antiestética costumbre. A la que podemos añadir muchas más, como el aumento del riesgo de bruxismo (el acto involuntario de hacer crujir nuestros dientes apretándolos unos contra otros), algo que sucede también si nos malacostumbramos a morder lápices u objetos similares.
Si sufres de alguno de estos problemas a causa del mordido de uñas, no dudes en consultar con nosotros para tratarlos y para recibir consejos que pueden ayudarte a abandonar este hábito.